La inteligencia artificial está transformando nuestra forma de diseñar y construir. En 2050, los efectos de la adopción de la IA se dejarán sentir en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Mientras el mundo se enfrenta a una serie de retos urgentes y complejos, desde la crisis climática hasta la vivienda, la IA tiene el potencial de marcar la diferencia entre un futuro distópico y uno habitable. Al mirar hacia el futuro, hacemos un balance de lo que está ocurriendo y, a su vez, imaginamos cómo la IA puede mejorar nuestras vidas.
La inteligencia artificial se define en términos generales como la teoría y el desarrollo de sistemas informáticos para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. El término se aplica a menudo a la capacidad de una máquina o sistema para razonar, descubrir el significado, generalizar o aprender de la experiencia pasada. En la actualidad, la IA ya utiliza algoritmos para sugerir lo que debemos ver, leer y escuchar, y estos sistemas se han extendido a tareas cotidianas como la sugerencia de rutas de viaje, los vuelos autónomos, la optimización de la agricultura y las cadenas de almacenamiento y suministro logístico. Aunque no seamos conscientes de ello, ya estamos sintiendo los efectos de la adopción de la IA.
Como Alex Hern ha analizado en The Guardian, hacer predicciones sobre los próximos 30 años es un juego de niños. Sin embargo, el acto de seguir las líneas de tendencia hasta las posibles conclusiones e imaginar cómo podríamos vivir es un ejercicio productivo. Estamos analizando cómo la inteligencia artificial dará forma al diseño en 2050. Desde los taxis aéreos y la inteligencia urbana hasta la construcción y la Singularidad, la IA seguirá dando forma a nuestra forma de vivir, trabajar y jugar.
El futuro del trabajo
Según The Economist, el 47% de los trabajos realizados por humanos habrán sido sustituidos por robots en 2037, incluso los tradicionalmente asociados a la educación universitaria. Estos trabajos se perderán a medida que "la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología y otros factores socioeconómicos sustituyan la necesidad de empleados humanos". El director de datos y contenidos de la editorial, Nicolás Valencia, exploró esta idea hace dos años y cómo la automatización afectará a los arquitectos. La conclusión es que los trabajos más difíciles de sustituir requieren un alto nivel de creatividad e interacción humana, y tienen un bajo porcentaje de actividades repetitivas. Estos serán los últimos en ser sustituidos, pero también se crearán nuevos puestos de trabajo que serán necesarios para supervisar y coordinar máquinas y sistemas inteligentes.
A medida que nos acercamos a una época en la que la inteligencia general de la IA supera los niveles humanos, surgen preguntas existenciales. ¿Qué hay que estudiar cuando cualquier trabajo puede ser programado o sustituido? ¿Se adoptará la renta universal como resultado? El cofundador de Microsoft, Bill Gates, cree que sí. "La IA no es más que lo último en tecnologías que nos permiten producir muchos más bienes y servicios con menos mano de obra", dice Gates. La forma en que trabajamos, y lo que podemos trabajar, empezará a cambiar a un ritmo cada vez más rápido. Si la mitad de todo el trabajo puede ser realizado por robots o máquinas en los próximos 15 años, es probable que todo el trabajo esté conformado por la IA antes de 2050.
Transporte
La forma en que nos movemos ya está sufriendo una transformación generalizada. El transporte se está reimaginando en la calle y en el aire, desde la transformación del transporte público en servicios de movilidad más centrados en el usuario, hasta el replanteamiento de las estructuras normativas y organizativas. Si se observa la evolución del transporte, se han producido nuevas innovaciones y cambios en el statu quo cada 50 o 70 años a lo largo de los dos últimos siglos. Desde los barcos y los trenes hasta los automóviles y los aviones, estos avances han cambiado la forma en que nos comunicamos, comerciamos y nos conectamos entre nosotros.
Hoy en día se habla mucho de los sistemas Hyperloop, con Virgin Hyperloop One e HyperloopTT emergiendo como los equipos líderes en el replanteamiento del transporte. Las implicaciones para 2050 son dramáticas, donde nuestras ideas y asociaciones actuales de ciudades, geografía y recursos cambiarán radicalmente. Al mismo tiempo, empresas como Uber y Volocopter miran hacia el cielo para diseñar y desarrollar los primeros centros de vertiports y taxis aéreos del mundo. Tratando de anticipar el futuro de la movilidad, la Tercera Dimensión abrirá nuevas posibilidades de tránsito.
Construcción
La construcción ha sido uno de los sectores más desafiantes para la inteligencia artificial. La multinacional británica de infraestructuras Balfour Beatty publicó sus predicciones para 2050 en su Innovation Paper. El informe expone una serie de conclusiones: los robots trabajarán en equipo para construir estructuras complejas utilizando nuevos materiales dinámicos, mientras que los elementos de una construcción se autoensamblarán. Los drones que sobrevuelen el lugar de la obra enviarán instrucciones a las grúas y excavadoras robóticas y a los constructores automatizados sin necesidad de intervención humana. El resultado es un proceso de construcción sin humanos, en el que el papel del constructor pasa a ser el de "supervisor" y gestiona los proyectos a distancia.
Además, si las personas siguen en la obra antes de ser eliminadas, utilizarán exoesqueletos mejorados robóticamente y tecnología de control neural para mover y controlar la maquinaria y otros robots en la obra. Estos movimientos podrían acabar con los peligros de la construcción y hacer realidad el "daño cero". Sin embargo, hay cambios ideológicos más profundos que vienen con la construcción sin humanos. En términos de diseño y apreciación de la artesanía, podemos empezar a perder el "toque humano" y las cualidades hápticas de la construcción. Está directamente ligado al propio significado de la tectónica; la ciencia y el arte de la construcción, la actividad de construir y los detalles y conexiones resultantes.
La inteligencia artificial seguirá inspirando debates sobre la precariedad del trabajo, nuestra ética compartida, ideas como la renta básica universal y la inteligencia urbana, así como la forma en que diseñamos. Más que el aumento de la productividad, podemos repensar la forma en que vivimos y cómo damos forma al entorno construido. Al hacerlo, podemos empezar a imaginar nuevos procesos creativos y sociales y, con suerte, trabajar con la IA para sentar las bases de un futuro mejor.
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