Eduardo Chillida imaginó allá por la década del 80 uno de los espacios más indescriptibles de la arquitectura atemporal, que hasta hoy sigue generando posiciones encontradas. Nos desafiamos a generar un proyecto de manera absolutamente transversal al solo hecho de solucionar funcionalmente un programa como la vivienda.
En este caso un matrimonio joven y audaz, nos posibilita plantear una especie de cubo esculpido únicamente regido por la estructura que lo soporta.
La posición del cubo inicial sí tiene una condicionante. La presencia de un samu´u (ceiba chodatii) de cuatro troncos que le dan escala vertical al terreno. Un volumen inicial de 12x12x12.
Sistemáticamente esculpido en bloques, generando así planta baja libre y relaciones en doble y triple altura. Una viga tipo vierendeel dispuesta en U apoyada en 4 pilares posibilita esta operación de vaciado.
La materialidad es honesta y austera. La viga principal, concreto de obra aparente. La definición espacial esta dada por mamposterías de ladrillo común aparentes y cristales templados.
Como complemento y balance estructural, unas delicadas placas de concreto de fina terminación se encuentran suspendidas a modo de contrapesos que equilibran las cargas definidas por los huecos que van conectando los espacios interiores.
Por último, el espacio de terraza que recoge las algodonadas flores de palo borracho que florecen en otoño, organizan una conexión a escala urbana con un barrio en pleno desarrollo.
Profesionales: Sergio Fanego y asociados
Ubicación: San Lorenzo, Paraguay
Fotografías: Leonardo Mendez
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